miércoles, 26 de enero de 2011

¡augh!

Regamos las flores de tu cabeza
en tanto que tú
siembras mis amapolas.
Salvajes, lloramos las muertes
que te comimos,
impedimento de la dulzura del despertar.
Te robarás en una sonrisa
a ti mismo,
las ganas de temblar.
Mas, seremos gineceo poderoso.
Con éstas te correrá
la tinta por los besos.
Endiabladamente tú,
nosotras, la nada,
qué miedo te daremos.
Huye el que elige
la herida del frigorífico
y no la infección caliente
que da la sopa fría.

1 comentario:

Gepetobrother dijo...

Un guiño desde lejos.