sábado, 16 de octubre de 2010

Si alguien me llama piojosa le contestaré...

Piojoso,

la magnífica historia del hiper Piojo-Oso, que no es un supermercado de canela, sino un vendedor de sonrisas al mejor postor.

Con su pelo encrespado y su maraña vil, llora en paragüas para no encharcarle las suelas a nadie. Qué dolor, oh triste corazón, envolver palabras escupidas en perfumes caros y semibaratos. ¿Dije qué dolor? Horror, perdón. Machacando y exprimiendo flores anda Piojoso y con sus manos pegajosas acciona el interruptor del mal: pegando todos sus piojos a la bella piel de sus osos. Pero ni unos pican ni otros revuelcan sus cuerpos sobre la yerba, porque, ¿qué? Ah sí, digamos que piojoso puede conseguir todo, todito lo que él quiera y como no es tan malo, en el fondo fondo, solo lo inventa. Eso sí, cuidado con meterse con su señora Imaginación.

93

Vestido de seda,
disfraz de alambre.

Que me coma
quien tenga hambre.

92

En las veces que follaron antes y durante ese año, nuestros padres ya no fueron los mismos.
Si éramos los primeros, hacer el amor resultaba excitante, para nada; un polvo triste.
De las cenizas que arrojaron ya nadie se acuerda, ni tampoco de qué sonaba en las cabezas.
Mañana ocurrió hace dieciocho años y cae el cenicero de cristal harto de tanto humo.
Nos volvimos fetos y luego llorones, las mamás tuvieron por fin sus muñecos de carne y hueso.
Nadie sabe si ellas aún eran capaces de jugar a las mamás.
Sin embargo, o con él, los verdes chocolates cafés, instrucciones médicas aparte, quedaron contrarecetados.
Madame la Carotte, invisible pero cierta, incierta pero viva, no pronunció aunque alguno.

jueves, 14 de octubre de 2010

Cosas que faltan

Humildad, tacto, osas, mantequilla, locura, agua, valor, caricias, espontaneidad, naturalidad, silencios, amapolas. También paragüas, cometas y abedules. Además sonrojos, opiniones, y personas. Música. Pero no voy a repetir cuál es la peor de las ausencias.

91

Alborada, albur, alforja, alhambra, alfanhuí, alameda, altavoces.

90

Un pqmf, poemas, hierba, amigos, tren, plástico, menú a 4euros, contarle a ana lo de pepito huevo frito, perder el tiempo, carril bici, por una cabeza, idiomas, viajes, ganas de llorar y de reír.
Todo esto a la vez puede hacer que un individuo procese información a mil revoluciones por parpadeo y agote toda capacidad de no sentir nada. La universidad puede hacer que explote si me abrazas. Y echo de menos hacer cuentas, pero malpensar es divertido. Así que digo idioteces sobre todo lo que no sé y cualquiera me cuenta. Pero exprimo las horas sin todavía saber hacer un buen zumo. Y lloro y lloro pero no puedo. Qué divertido: el mundo se mueve.
Alboradas.
Eso es lo que me pasa: manadas de amaneceres están naciendo aquí, adentro.

89

-El biombo de tu falda recoge todo ese sol de cintura, alardeando el presumido; ¡bien sabe qué tesoros guarda!
Mi falda sonríe, pero no pronuncia palabra.

Dime el final de este poema

Cicuta,

cómo
lejos
cómo,
del
veneno

Por eso

No hay siempre quien me aguante
en las veladas noches de acero
que paso a solas.
Una luna naranja adormece
a cualquiera,
si tú la cantas.
Combinando palabras juegas,
qué raro es estar en primera fila
mientras vives.
Soy yo, ¿soy yo? Aún me faltan
noche y versos
sucios, tambaleantes, llenos de sentido
por tocarte.
El gato come huellas vespertinas,
que se incrustran como un estruendo
-¡ay!-en el oído. Mascullas
dulces de nata para llenar de baba
cada invierno.
Esto no es una tempestad, ¿verdad?
Que no lo sea.