jueves, 14 de octubre de 2010

Por eso

No hay siempre quien me aguante
en las veladas noches de acero
que paso a solas.
Una luna naranja adormece
a cualquiera,
si tú la cantas.
Combinando palabras juegas,
qué raro es estar en primera fila
mientras vives.
Soy yo, ¿soy yo? Aún me faltan
noche y versos
sucios, tambaleantes, llenos de sentido
por tocarte.
El gato come huellas vespertinas,
que se incrustran como un estruendo
-¡ay!-en el oído. Mascullas
dulces de nata para llenar de baba
cada invierno.
Esto no es una tempestad, ¿verdad?
Que no lo sea.

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